La música siempre ha
estado en la naturaleza. El ser humano la fue descubriendo y utilizando para
diversos fines a lo largo de su historia. En la actualidad tiene presencia
según la cultura, espacio o sociedad en la que se desarrolla. En algunos pueblos se hace música para carnavales religiosos y en
otros no. En las grandes ciudades se hace música para publicidad, para alentar
equipos de futbol, para fiestas de todo tipo, etc.
Necesario es comprender que la música es utilizada
para distintos fines, sin la necesidad que exista una estrella o un genio
detrás.
Siempre, eso sí, habrá quien destaque por sus
capacidades y no es nuestra intención negar ese hecho, sino todo lo contrario. Hacer estallar esas
capacidades en todo ser, que por algún motivo no pudo desarrollarlas libremente
será una gran tarea a realizar. Importante deuda que debemos pagar quienes nos
consideramos portadores de un ideal avanzado y humano.
Nos encontramos en Medellín, a miles de kilómetros de
nuestros hogares, hicimos música en los semáforos, conocimos a más gente que
viajaba de la misma forma. A diferencia de ellos nosotros éramos un grupo
-aparte de hacer música en la calle, teníamos nuestra banda y andábamos de gira-.
En esas conversaciones con más gente que conocimos nos preguntaban si tocábamos
en grandes festivales, pero ¿Qué es un gran festival? El mayor festival es el
de la vida y la vida está en todas partes. Tocar en todas partes es tocar en el
más grande festival. Tocar en una micro, tocar en un bosque, tocar en la calle,
tocar en una azotea, tocar en la selva, tocar en la playa… Y todas esas tocadas
son sin amplificación alguna. Esos grandes espectáculos que generalmente se dan
en grandes ciudades, responden a un solo hecho: la ciudad y sus ficciones.
Busquemos en nuestros sentidos lo real, que de otro
modo lo único que encontraremos será algo ajeno a nosotros que poco a poco nos
transformara en él.
-Ismael Libertad-