domingo, 14 de febrero de 2016

La censura dictatorial y la actitud anticultural de la Corporación de Cultura y Turismo de Calama.

Skaldik instalando los instrumentos en el festival de Calama.


En diciembre de 2015 salimos de gira hacia Perú, Ecuador y Colombia. En mitad de la gira pensamos que al volver a Santiago podríamos tocar en el norte de Chile. Así fue que contactamos a la banda Yachaskay de Calama para ver la posibilidad de tocar en esa ciudad. Yachaskay y otras bandas están en la asociación de músicos independientes de Calama (MICA). Ellos se mostraron solidarios con nosotros y organizaron para el sábado 13 de febrero de 2016 un festival.
Nosotros apoyamos todas las iniciativas organizativas de las bandas, aunque tengamos diferencias al entender los conceptos: independencia y autogestión. Sea cual sea la forma de trabajo se valora que los músicos salgan de los escenarios y se organicen.

Para el festival se estaba ocupando amplificación de la corporación de cultura y turismo de Calama. Además, la gente de esta institución estaba manipulando los equipos y haciendo de “organizadora” del festival, haciendo el orden de bandas y dando los tiempos para tocar.
En el escenario pusieron dos pendones haciéndose publicidad mientras las bandas tocaban. Cuando llego el momento de nuestra presentación, que era la última del festival, pusimos nuestro lienzo y quitamos los pendones de la corporación y la municipalidad. En eso se acerca un personaje de esta institución y nos dice “tienen 25 minutos para tocar” siendo que todas las bandas habían tocado más de 30. Luego sube al escenario para poner los pendones y nos dice que si no están los pendones no podemos tocar. Le dijimos que los pusiera abajo porque mientras tocábamos no queríamos hacer publicidad a la municipalidad y a ninguna institución. A lo que responde “entonces los bajo” ¡a nosotros! ¡al grupo musical y no a los pendones!. El personaje se baja del escenario y desde la mesa de sonido que estaba a varios metros de ahí toma un micrófono y dice “Skaldik no esta en condiciones para tocar, el evento se da por finalizado”. En ese momento me baje del escenario y fui a pedirle el micrófono para explicar lo que de verdad había pasado pero no me dejo. Así es que levante la voz para explicar a l@s asistentes pero el personaje puso música y  comenzó a subir el volumen para que nadie escuchara.
No le basto con obligarnos a hacer publicidad a la municipalidad, sino que además mintió sobre porque no tocábamos y cuando quisimos dar nuestra versión, nos hizo callar. Un triple yugo dictatorial ejercido por un ser humano absorbido por una institución que dice apoyar la cultura. Nos preguntamos si estas instituciones están por la cultura o por ellas mismas, al parecer la institución termina siendo la cultura y todo lo que esta fuera de ella se trata como basura. Como cuando un músico toca para juntar dinero para una causa y se da cuenta que la causa es el dinero. El medio se termina posicionando como fin.
Los músicos al no tener los medios para organizar un evento utilizan las instituciones que los terminan absorbiendo; las instituciones terminan utilizando a los músicos. Así funciona el sistema. La piedra que le tiran al capitalismo termina en las vitrinas comerciales para seguir alimentándolo.
Nosotros podíamos ir recorriendo miles de kilómetros para tocar en Calama pero no íbamos a hacerle publicidad a ninguna institución. Somos seres humanos y tenemos principios que haremos saber y respetar.

Esperamos que este escrito lleve a la reflexión a los músicos que trabajan con estas instituciones.

Por último, quiero agregar que estas instituciones funcionan con dinero de todo un pueblo: Deben responder a él, y no al revés: el pueblo no debe responder a ellas. Pero esto va a seguir ocurriendo mientras no nos organicemos en asociaciones libres, autónomas, independientes y federalistas. Organizaciones que tomen lo que les pertenece por derecho histórico. Sin dictadores, sin censura, sin publicidad ¡VIVA LA ASOCIACIÓN DE MÚSICOS INDEPENDIENTES!




-Un Skaldik-